El aprendizaje es un proceso que se da de manera natural en las personas y que es favorecido por la interacción con otras personas y con diversos elementos del contexto. Aunado a ello, la educación tiene la intención de incentivar la construcción de aprendizajes y permitir, de esta manera, el desarrollo individual y colectivo, donde cada persona logre acercarse a la mejor versión de sí mismo, dentro y para la sociedad.
Por su parte, el aprendizaje necesita ser garantizado por el estado y exigido por la sociedad, a partir del derecho que tiene cada persona a la educación. No basta solo que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) estén y permanezcan en la escuela, sino que se deben generar las condiciones para que puedan aprender de manera integral.
De igual forma, es importante contar con indicadores de aprendizaje, porque esto nos permite ver qué tanto aprenden los estudiantes y si la escuela y el sistema educativo (conformados por agentes con diferentes roles y responsabilidades) logran su función y propósito.
Según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, “el aprendizaje de los alumnos es el principal indicador de cumplimiento del derecho a la educación" (p. 37) y los resultados de aprendizaje en la evaluación PLANEA reflejan que la oferta educativa del nivel educativo primaria no está logrando la garantía de una educación de calidad para todos los NNAJ (INEE, 2018b).